jueves, noviembre 17, 2005

Debates historiográficos 3

Como uno de los objetivos de la Red Alfa Patre Manes se dirige a la recuperación, catalogación y análisis de libros de lectura escolares, vale citar a Agustín Escolano Benito, para abrir el debate sobre sus posibles rasgos de “reflejo” especular:

“El libro escolar es un espacio de memoria como espejo de la sociedad que lo produce, en cuanto en él se representan valores, actitudes, estereotipos, e ideologías que caracterizan la mentalidad dominante de una determinada época, o lo que es lo mismo, el imaginario colectivo que configura aspectos fundamentales de lo que hoy se entiende por curriculum oculto y también del explícito” (ESCOLANO BENITO: 2001,38) (destacado por el autor)[1]
[1] Agustín Escolano Benito, “El libro escolar como espacio de memoria” en Gabriela Ossenbach, y Miguel Somozal (eds.) Los manuales escolares como fuente para la historia de la educación en América Latina, UNED, (Madrid, 2001) p.38.

Ilustración:

Angela Gutiérrez Bueno (1953) Privilegiados, libro de lectura inicial, Bs. As., Kapelusz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El libro escolar es, obviamente, producto de la sociedad que lo crea, pero no necesariamente es un espejo o reflejo de esa sociedad, ni siquiera de sus grupos dirigentes o de su mentalidad dominante. El libro escolar puede también expresar un horizonte utópico como ideal a alcanzar, un propósito de futuro, unos valores inexistentes o poco frecuentes en esa sociedad pero que se presentan como deseables, ocultando o ignorando los auténticamente presentes. Si las únicas fuentes primarias para reconstruir históricamente una sociedad fueran sus libros de texto tendríamos una imagen muy distorsionada, alejada o, directamente, inventada de esa sociedad. ¿o no, profesor Cucuzza?
EL JINETE INSOMNE.